La vida no es sino un continuo fluir de paradojas

martes, 25 de abril de 2017

LOS MÉRITOS DE MAS (ex de todo)

Creemos firmemente que el Sr. Mas se merece un monumento o algo que sirva de recuerdo a todos los políticos, presentes y futuros, de lo que NO hay que hacer en política.

El Sr, Más recibió una herencia política, digamos que holgada, suficiente, de las manos del GRAN Jordi Pujol, que fue su mentor, su creador, su muñidor. Vamos, que tenía todo en sus manos para seguir, hacer y deshacer.

Pues bien, a la postre, ha sido el político que menos ha tardado en dilipendiar toda la herencia recibida. Ha dejado sin existencia a la exitosa CDC (Convergencia Democrática de Cataluña), que por no tener, a estas hora no tiene ni sedes, pues han sido embargadas por lo jueces. Rompió la confluencia con Unió, por lo que borró el recorrido de las siglas (CiU: Convergencia y Unión). Ha tenido que crear un nuevo partido, aunque con los mimbres que le quedaban de la antigua CDC, que ahora se llama PDeCat (Partido Democrático de Cataluña, como si los demás no fueran democráticos) con el que avanza de espaldas, cuesta abajo, sin frenos ya favor del aire.

Por si eso fuera poco, para que no se notara su deriva, se alió con ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) y otros grupos nacionalistas e independentistas (que no es lo mismo), se arropó en la nueva bandera (ahora con las cuatro barras y la estrella de cinco puntas -cubana- en blanco y con fondo azul). De esa alianza está saliendo absolutamente perdedor según todos los sondeos, incluso los propios.

En esa deriva tuvo que dejar el poder en alguien (el Sr. Puigdemont), desconocido hasta los pactos de ultimísima hora de gobierno. ¿Hay quien de más?.

Todo eso (y no crean que hemos agotado los “méritos”, pues nos hemos dejado fuera, por ejemplo, sus pugnas judiciales) creemos que son méritos para ese monumento o lo que sea, ¿no les parece?, sobre todo porque venía de “listo”, de “preparado” y porque siempre actuó de “sobrado”.


Pero hay un dicho que hay que tener en cuenta: “Otros vendrán que bueno me harán”. Lo digo porque el dicho se ha hecho realidad en este caso. También hay una referencia histórica que se viene a la cabeza, “Dios, qué buen “Pueblo” (permítase en cambio de “vasallo” por el de pueblo) si tuviera buen señor”, porque también eso es realidad aquí. El pueblo catalán está muy encima del comportamiento de sus representantes (salvadas las excepciones que todos pueden aportar).

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