LOS CONTENIDOS SÍ IMPORTAN
La función de la Escuela es la transmisión de saberes. Los alumnos no aprenden sobre el vacío, ni podemos enseñarles a reflexionar o a ser críticos sin que sea sobre un tema determinado. Tampoco podemos innovar o renovar la Escuela menospreciando el papel que juegan los contenidos en el desarrollo social y cognitivo del niño.
El desarrollo cognitivo se sustenta sobre contenidos culturales fuertes y que no dejen a nadie indiferente. Contenidos que proponen obstáculos difíciles, pero franqueables para el alumno. Asimismo, la enseñanza y aprendizaje de contenidos -el qué se enseña y aprende- siempre va asociado a los métodos, estrategias, actividades y materiales curriculares que se utilizan -al cómo se enseña y aprende- (Gimeno, 2015).
Por esta y otras razones que esbozaremos a continuación, el dominio por parte del docente de diferentes dispositivos pedagógicos y algunos medios tecnológicos es insuficiente sin un conocimiento profundo de la disciplina que imparte.
El proceso de desarrollo cognitivo del niño se inicia sólo con el dominio del material escolar. Su contenido ejerce una importante influencia sobre las características del proceso de aprendizaje, dado que las características objetivas de este contenido predeterminan de modo considerable los procesos cognoscitivos y los modos de pensamiento necesarios para una adecuada adquisición de nociones.
El conocimiento consiste sobre todo en sistemas de conceptos, cuya asimilación permite establecer ciertas conexiones y relaciones entre los propios conceptos. Y el dominio de conceptos cada vez más complejos favorece el desarrollo de la abstracción y la generalización, conduce a la formación y al perfeccionamiento de operaciones lógicas, al desarrollo de la curiosidad, a la iniciativa y a la independencia en la asimilación de conocimientos.
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