PENSANDO (MAL)
Siempre he creído que, en los tiempos actuales (incluso en los pasados) el independentismo es como caminar de espaldas al futuro, en tanto busca la creación de nuevos (y más pequeños) estados soberanos.
Soy consciente, de todos modos, que esos procesos tienen componentes muy diversos: culturales, sociales, históricos, económicos, políticos… aparte de otros legales y democráticos (o sus contrarios), por lo que las soluciones deben contemplar todas esas variables, si de verdad se quieren cerrar las heridas.
Conceptualmente el problema está en cómo se concibe LA SOBERANÍA, como apunta ÁNGEL ALONSO en El País. En la Constitución Española reside en el pueblo español, mientras que para los nacionalistas en algo perdido y deseado.
Ocurre que eso hoy está fuera de tiempo, cuando se vive lo supranacional, aunque aún no se hayan olvidado os usos y costumbres de lo local (lo cual es paradójico), porque los poderes están un tanto diluidos en ambos casos y si no se posee la soberanía sobre ellos difícilmente se puede compartir.
Es normal que, en estos casos actúen las instituciones supranacionales (La UE en este caso) y el resto de comunidades y entes locales, cosa que no ha ocurrido.
Por otra parte, Cataluña ha partido de una cuestión previa errónea, creyendo que era poco menos que odiada, cuando no ha sido así nunca. Ha sido vista quizá con envidia y el resto del Estado la ha visto favorecida por encima de las demás, pero no ha sido hasta que se ha puesto tozuda cuando ha sido vista como un peligro para TODOS y ha provocado algo que no existía: UN NACIONALISMO INVERSO (todos contra ella) y en una época en a que faltan líderes con talla para salir del embrollo.
Si añadimos a eso la “ópera bufa” protagonizada por sus representantes… pues tenemos la madeja como si hubieran jugado con ella una docena de gatos.
Al final, la comunidad más perjudicada será la catalana (lo está siendo ya) y más vale que cobren conciencia de ello.
NURIA AMAT (El Pais del 8 de noviembre) nos dice que “Cataluña vive una guerra de chantajes, falsedades, listas negras, adoctrinamiento escolar y propaganda totalitaria. A los ciudadanos de a pie nos queda una alternativa: resistir, recuperar la voz e ir a votar en masa contra la dictadura blanca”. Hay que tomar nota de todo esto.
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