TODO NOS DA IGUAL
La verdad hay que convertirla en algo vaporoso para que pueda ser digerida con facilidad por la nueva cultura de la sociedad occidental.
Del mismo modo hemos dejado de lado el comportamiento y los valores… Costaba mucho hacerlos nuestros y parecía que nos alejaban no sólo de “libre albedrío” (entendido a nuestra manera), sino de nuestra zona de confort. El “dolce far niente” y el “hacer lo que me da la gana” son ahora las máximas que rigen el ser y el hacer de las personas.
Hasta tal punto es así que nos importa ya un rábano (o solo medio) esa Europa antigua que nos dio la razón de ser, la cultura, el saber ser y hacer. el pensar y el rigor entre ambas acciones (pensar y hacer), nuestra forma de relacionarnos, nuestras leyes y nuestras normas, que solo habían sido depuradas, muchos siglos después, por la Revolución Francesa.
A esa debacle ha contribuido nuestra dejadez y la globalización turística, esa avalancha de seres que abandonan sus propios principios mientras se agolpan por miles en las ciudades dejando imágenes que rompen todos los esquemas y llevándose otras que no pueden identificar.
Esas personas son una representación de la muticulturalidad y, en principio pueden parecer un hecho positivo, sino fuera por los torbellinos de cambio irracional que provocan (tanto en nuestro comportamiento como en la concepción que teníamos sobre los ciudadanos de los países a los que representan)
Si a eso unimos la inoperancia de nuestros legisladores y su falta de cultura, es normal que todo nuestro mundo se vaya desmoronando. Son muchas las variables que influyen en nuestra contra y … nuestro mundo no está para tanto esfuerzo. Nos hemos hecho acomodaticios y todo nos da igual.
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