La vida no es sino un continuo fluir de paradojas

miércoles, 9 de agosto de 2017

RELACIONES JUVENILES TÓXICAS

RELACIONES JUVENILES TÓXICAS

En la prensa semanal del pasado domingo hemos dado con un artículo que, referido a los jóvenes, sirve para ir completando esa visión que, a golpes de brocha gruesa, estamos dando en diferentes entradas en este blog.

La autora (Priscila Guilayn) comienza con esta información: “Algo estamos haciendo mal. La generación que debía ser la más igualitaria de la historia dispara las cifras de violencia de género. Más de 40.000 chicas adolescentes de entre 14 y 19 años han sido agredidas por ‘su chico’”.

Nos da, además, noticias a resaltar:
  • Las chicas jóvenes sometidas por completo a sus parejas duplican en número a las mujeres maduras en esa misma situación.
  • Es un drama silencioso del que no saben salir. Su novio empieza controlando su móvil y acaba controlando su vida
  • Llegar a sufrir violencia física y sexual depende de con qué rapidez acepten las chicas la violencia psicológica.
  • La violencia de género no es un hecho aislado en la relación de pareja. Es una estrategia de dominación, una conducta sistemática que arranca enmascarada por los mitos del amor romántico, cuando la joven -o la mujer- cree que los celos son una demostración de amor y confía en que con su entrega incondicional a su novio este cambiará.
  • Parte de esta confusión radica en que las relaciones tóxicas no empiezan siendo violentas. Todo lo contrario. “Si así fuera, nadie lo aceptaría. Este tipo de relación empieza con mucho romanticismo. Él se muestra conquistador y seductor y cuando empiezan las coacciones, bajo un control voraz, ella ya está muy enamorada
  • El primer paso en estas relaciones es el control. Muchas chicas creen que los celos son un signo de amor. El chantaje es el siguiente escalón
  • En el quinto peldaño aparecen los desprecios, las humillaciones, los insultos: la autoestima de la chica toca fondo. En el sexto surgen las peleas constantes. todo lo que ella dice o hace está mal. En el séptimo escalón empiezan las agresiones físicas: empujones, tirones de pelo, agarrones… Y en el octavo, él amenaza con quitarse la vida


Efectivamente algo estamos haciendo mal.

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