DETRÁS DE LA FANTASÍA
El día 3 o el 4 o, quizá el 8, por aquello de buscar algún encuentro con la historia, habrá pasado la fantasía y nos encontraremos con la realidad. Lo más normal es que todos sigamos en en el puesto de trabajo, si se tiene, o en lo que sea que nos hayamos estando ocupando, con la cabeza caliente y los pies fríos, angustiados por saber dónde está la salida a la situación creada y con vértigo al saber la distancia que hay entre el sueño y la realidad, pero luchando contra el día a día, con la resaca de tantos días de tensión y locura a que hemos estado sometidos todos.
La política ha sido dirigida por los sucesores del anarquismo, que ya hicieron de las suyas a lo largo de la historia. Poco hemos aprendido de ella y menos del nombrado Lluis Companys, que un 8 de octubre protagonizó algo parecido a lo que se quiere hacer ahora.
Nadie se ha percatado de que todos hemos perdido ya y aún perderemos más, tanto por la dejadez de unos como por la cabezonería de otros, puesta de manifiesto en su desobediencia institucional.
Pase lo que pase todos habremos de trabajar por coser las costuras rotas, si es que eso se puede hacer a estas alturas, después de que
se haya dejado poner en manos de profesionales de la destrucción la convivencia y la tan traída y llevada “hoja de ruta” en la convivencia de un pueblo.
El logro de la fantasía no se hace con trampas, traiciones, rupturas, unilateralidad, voces o puestas en escena, porque la realidad es muy exigente.
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