PORQUE NO VIVIMOS SOLOS
En alguna de mis entradas anteriores he dejado anotado que a todo derecho le corresponde una obligación, entre otras razones porque usamos ese derecho en sociedad, o sea, PORQUE NO VIVIMOs SOLOS.
Viene esto a cuento de la tan traída y llevada, aparte de mal interpretada (o interpretada según los intereses del momento o de cada quien), LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
La Libertad de Expresión no debe peligrar nunca, debe ser un derecho unido a la propia esencia del ser humano, pero NUNCA debe justificar la AMENAZA, LA OFENSA, LA CALUMNIA, EL DEBATE O LA VIOLENCIA.
Estos días estamos asistiendo a algunos debates al respecto: La condena de un “rapero”, la prohibición de unas obras en ARCO, el secuestro de un libro…, pero, a poco que nos paremos a analizar esos y otros hechos, lo que está claro es que no ha habido recorte alguno a la libertad de expresión y menos presión política. Todos esos hechos han llevado detrás resoluciones judiciales y amenazas e injurias. Vamos, que la libertad de expresión ha existido, pero se ha usado mal (por decirlo de un modo resumido).
La crítica es buena y su expresión también, pero también es bueno amparar el DERECHO de los aludidos si esa crítica no se corresponde con la realidad. El ODIO o la VENGANZA por sí solos no son libertad de expresión legítimamente hablando.
Muchas veces detrás de la Libertad de Expresión lo que hay es mal gusto, falta de educación y una mala interpretación de la libertad de los demás.
Y coarta más eso que llaman “lo políticamente correcto” o las respuestas violentas en las redes sociales, así como las demagogias edulcoradas de ideología hueca, que los límites que pudiéramos poner a la Libertad de Expresión.
La Libertad de Expresión tienen unos límites, lo cual garantiza su uso: LA VERDAD Y EL RESPETO.
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