COMPLETANDO ENTRADAS
En ese otro lugar en el que voy dejando, como “miguitas de pan” mi paso por la vida, he hablado del “POBRE SER HUMANO” para poner en evidencia que el valor individual no es casi nada sin el contacto social.
En este blog no tenía la intención de entrar en temas así, pues su objetivo era otro, pero a veces los temas nos arrastran sin que podamos evitarlo y esa es una de esas ocasiones.
A veces lo “humano”, en su ámbito individual, nos destruye, queramos o no. Continuamente procesamos e interpretamos las vicisitudes de la vida, lo que hacemos ante ellas, nuestras relaciones, las opiniones que nos vamos haciendo de todo cuando acontece a nuestro alrededor y no es que todo eso nos afecte, sino que sentimos algo ante todo ello que acaba haciéndonos erosionables por mil y una pequeñas cosas que, vistas una a una, no merecen ninguna atención.
Tenemos argumentos, tácticas e instrumentos para ganar en esa lucha de cada uno con nuestro “entorno”, pero hay algo que nos hace fáciles presas de la destrucción paulatina. Creo que es el CONFORMISMO.
Al final aceptamos el entorno, la realidad misma como un lugar al que llegar, como algo que hemos logrado o conquistado incluso, no como un desafío, no como algo que podemos cambiar o que podemos eludir. Es como si la adversidad, vaya, los problemas del “medio” que nos parecen eso, adversidades, son una PENITENCIA que hemos de cumplir y eso es lo que acaba destruyéndonos.
Triste caminar.
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