JUGAR AL ESCONDITE

JUGAR AL ESCONDITE

La política (en general y en particular el vodevil catalán) más pareciera el juego del escondite que poseer hojas de ruta, soluciones A, B o C y menos aún tener conciencia de que se están jugando con los ciudadanos y eso, más tarde o más pronto, se acaba pagando de muy malas maneras por todos menos por los “timadores” de la política o lo que sea (porque lo que se está haciendo no es política, es juego de trileros).

Y el caso es que tenemos a todos los órganos políticos, policiales, administrativos y jurídicos dedicados a tiempo completo al tema, mientras que se sabe que la única solución es NEGOCIAR un retorno a la estabilidad política.

Por un lado parece que el último dictamen constitucional pone fin al último juego del escondite de Puigdemont (bien instalado en Bruselas), pero por el otro pareciera que han logrado (ese tal Puig… y los suyos) una gran victoria con su juego del escondite. 

Para unos es el gobierno, que no da ni una, para otros es Soraya (qué ganas la tienen algunos)… para otros o para todos los que faltan es que el sistema judicial está bajo las órdenes de los políticos o al revés, que ya ni se sabe (los trileros saben colocar muy bien la bola para que nadie descubra donde está).

Mientras, tenemos más escondites, porque detrás de todo eso se esconde el gran fracaso educativo y paterno/materno filial, con niños de 14 años matando a otras personas, la agresión directa a España del Sr. Maduro, la crisis política de Brasil, la reunión de Davos o el hecho de que se estén dando palos de ciego en la investigación sobre el atentado de Barcelona y Cambrils del verano pasado. También se esconde la vuelta al punto de partida en Siria, el odio de los turcos a los kurdos, la inestabilidad de Irán… y las burdas maniobras del grandón presidente de los EE.UU.

Y… no lo menos importante, aunque lo hayamos dejado para el final, el hecho de que todos los partidos de gobierno de España están bajo la lupa judicial por corrupción en el ejercicio del poder y en todas las Comunidades. 

Es, como decíamos, el juego del “escondite” y  la trampa de los “trileros”.