La vida no es sino un continuo fluir de paradojas

lunes, 8 de enero de 2018

VIVIMOS EN UN CIRCO

VIVIMOS EN UN CIRCO

Vivimos en un circo de tres pistas o esa es la impresión que da al mundo de los mortales.

Que si los dogmáticos supremacistas harán un cordón desde los Pirineos a Barcelona para que el flequillo de Girona entre en olor de multitudes (nunca mejor dicho) en Barcelona; que si los actos de posesión de la nueva presidencia se celebrarán en Bélgica, que si los Tribunales no tienen lo que hay que tener para parar el “procès”; que las quejas se llevarán donde haga falta para que fallen a favor de los sediciosos…, todo, eso sí, a costa de los contribuyentes, pues ya andan de rogativas los fieles fanáticos para completar lo captado por el 3-5% y lo escondido.


Que si la gente se queda atascada en las carreteras porque no hay información cuando llevamos quince días oyendo y leyendo que iba a nevar copiosamente. Que si el ejército es una mierda, pero cuánto tarda en legar su ayuda (y con qué ansia se espera) y qué lento ha sido todo. Que si hay que poner avisos para que la gente lleve gasolina, agua, algo de alimentos y mudas para los niños en los viajes largo y con previsibles problemas…

Que la culpa es del gobierno (como es bien sabido) por no dejar que las máquinas quita nieves ni los vehículos del ejército pudieran pasar…

Que pasamos de revisar el número de representantes políticos, asesores y otras especies (sin peligro de extinción)y sus sueldos en un Estado en el que hay presidentes de Comunidades que cobran más que el del Estado y alcaldes y asesores que cobran más que dicho presidente… pero a los jubilados (más de 9 millones se les sube el sueldo -con dolor- un 0,25 %). Que si los que cobran subsidios especiales cobran más que muchos de los jubilados…


No me digan que esto no es un circo, con redoble de tambores, muchos focos y varios titiriteros.

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