La vida no es sino un continuo fluir de paradojas

lunes, 11 de diciembre de 2017

LA LEY Y LOS LEGULEYOS

LA LEY Y LOS LEGULEYOS

La entrada al Blog “Emilio Calatayud” del día 9 de diciembre de 2017 dice así:

“Buenas, soy Emilio Calatayud. La madre de una niña de Málaga, que llevaba 16 meses sin ir al instituto porque había estado tratándose de un cáncer, pidió que le concedieran una plaza en el centro educativo más cercano a su casa, pero la Junta dijo que no podía hacer eso porque no había vacantes y la ley no admite excepciones. 

La madre acudió a la justicia, que ha decidido, cautelarmente, que la niña vaya al centro que solicitó hasta tanto no se resuelva el fondo del caso y haya una sentencia. 

Para mí, esto es un ejemplo de ese sentido común que siempre reivindico. Las leyes y las normas se pueden y se deben interpretar. Si sólo hubiera que aplicarlas, no harían falta jueces, ni fiscales, ni nada… Podría hacerlo una máquina. Las leyes y las normas no están para saltárselas, sino para interpretarlas con sentido común. 

Siempre hay un resquicio para hacer justicia de verdad. Y más en un caso como este. Siempre tiene que haber una excepción que confirme la regla. Eso es lo que nos diferencia de las máquinas.  La justicia no puede ser ciega”.

N tengo nada que añadir. D. Emilio posee ese sentido común que predica y una sabiduría curtida en cientos de casos, pero quiero que sea la entrada a algo que me preocupa más.

¿Todo hay que judicializarlo? ¿Para qué está el aparato administrativo de la Enseñanza, el Delegado Territorial de Educación, los Inspectores, los directores y aún el SENTIDO EDUCATIVO de los profesores?.

No conozco ni bien ni mal todos los códigos jurídicos que dominan nuestra convivencia ni el caso en concreto, pero sí la realidad educativa, que he vivido, como funcionario, durante 44 años. Esa experiencia me dice que es un “pecado” que un tema así llegue a la justicia, que tenía que haber sido resuelto en medio minuto o haber puesto en la calle a todos los funcionarios de enseñanza por insensibilidad manifiesta ante un sujeto de educación y ante la educación misma, por torpes, por no conocer la realidad educativa… por inútiles, vaya.


No entenderé nunca que cosas así pasen en el Sistema Social (y pasan cada día) y aún menos en el educativo, en el que debe existir una sensibilidad especial. Tampoco entenderé que lo soportemos. Yo pediría, si fuera alguien, que encausaran a los funcionarios citados por atentar contra el espíritu que debe regir su profesión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario