ALGUNAS CAMPAÑAS PUBLICITARIAS
En una entrada “Dejarnos en cerebro en blanco”, que es anterior a esta, ya apuntábamos algunas cosas sobre el “lavado de cerebro” y el dirigir a las masas en alguna dirección interesada. Hoy queremos referirnos a una campaña en particular, en concreto a la que lleva por lema #Me Too.
Creo que esa no es la solución, como lo ha dejado apuntado Leslee Udwin, autora de un documental sobre violación censurado en India, que, como yo, ve en la educación la clave contra los abusos sexuales.
La iluminación la vino al comprobar que, en la India, los violadores eran vistos casi como héroes, cosa que ocurre en mas lugares. Los hay, incluso, en los que, en caso de violación, son castigadas las mujeres, lo cual tiene tu guasa.
Estos últimos días están saliendo un sinfín de hechos que tienen que ver con el mundo del espectáculo y grandes eventos, mientras se juzgan a cinco miembros de un grupo por violar a una mujer. Esas cosas están provocando que se gaste mucha tinta en los diarios y mucho tiempo en las tertulias, todas dentro de los políticamente correcto, pero sin dar con l que subyace en todo ello.
He de confesar que a mi no me extrañan esos comportamientos (lacras inmundas sería su denominación) mientras dejemos que las cosas sigan así. La autora citada nos dice: “Una de cada cinco mujeres en el mundo ha sido violada, una de cada tres ha sufrido abusos, así que hay razones para pensar que uno de cada tres hombres los comete. El mundo entero está lleno de depredadores sexuales y el más infame es ahora presidente de los Estados Unidos, a quien hemos oído todos decir: ‘Cuando eres una estrella, te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por el coño”
Y apostilla: “No es raro que se intente culpar a la víctima, es una constante en todo el mundo. La mayoría de las mujeres no denuncia porque sabe que llegar al juicio es casi peor que la violación. Se convierte en una conspiración para acusarlas a ellas”.
Vivimos en una sociedad hipócrita. Por eso campañas como “Me Too” tienen un valor pasajero, que pueden aliviar un rato a las víctimas, pero que no ayudan a solucionar el problema.
Si de verdad quieres hacer algo, hay que centrarse en la educación, porque la violencia no es el problema, sino un SÍNTOMA.
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