La vida no es sino un continuo fluir de paradojas

lunes, 13 de noviembre de 2017

ME GUSTA EL MAR

ME GUSTA EL MAR

Desde que lo conocí, a través de algunas fotos (en blanco y negro), me sentí atraído por el mar. No como marinero, no como aventurero para enfrentarme a él, sino como observador. 

Me costó llegar a él, pues quedaba muy lejos de mi lugar de vida en aquellos primeros años. Yo me crié entre montañas, y ellas eran mi referencia geográfica. Eran montañas fantásticas, altas, con tramos peligrosos, con otros llenos de vegetación que hacían de contraste, con riachuelos, fuentes… y animales varios, mansos y en estado “puro”. Eran otros tiempos en los que se respetaba el medio ambiente porque se vivía de él (digo yo). Las montañas daban la leña para la cocina y para calentarse en invierno, la vegetación para el pastoreo de los animales, los animales para la caza en los momentos en que se podía, algunas frutas…y muchas posibilidades para que los pequeños jugáramos. aparte de agua para el riego, para mover el molino… para limpiar las calles.


Después he conocido montañas que hicieron que aquellas en las que viví se quedaran en simples montículos sin importancia, pero eso fue después. Antes conocí el desierto, con menos arena que la que se cree y también con montañas, pero eran montañas “cansadas” de resistir la erosión de las tormentas de arena que las estaban puliendo día a día durante siglos. Curiosamente el desierto me daba “claustrofobia”,  por muy paradójico que pueda parecer. Nunca supe orientarme en él y estaba tan vacío….

Pero he logrado vivir junto al mar durante muchos años y, a su lado, he aprendido a hacer de él mi lugar de reflexión, de añoranzas, de lágrimas, y, cuando he viajado, siempre esperaba verlo detrás de cualquier montaña…

No puedo por menos que concluir esta especie de desahogo o confesión sin un poema, en este caso de OCTAVIO PAZ, porque explica lo que quisiera decir y no sé.


"Frente al mar" (Octavio Paz)

  ¿La ola no tiene forma?
En un instante se esculpe
y en otro se desmorona
en la que emerge, redonda.
Su movimiento es su forma.

  Las olas se retiran
¿ancas, espaldas, nucas?
pero vuelven las olas
¿pechos, bocas, espumas?

Muere de sed el mar.
Se retuerce, sin nadie,
en su lecho de rocas.

Muere de sed de aire.

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