JUGANDO CON LAS PALABRAS DE
ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS
Las noches se nos plantean como tiempos de transición entre dos días. Pero son tiempos oscuros, dominados por el subconsciente y a los que no nos gusta vivir ni en el pasado ni en el futuro, el salir de los sueños nocturnos se nos plantean como un “renacer”.
Es normal que Alicia nos diga: “Me pregunto si he cambiado en la noche. Déjame pensar. ¿Era la misma persona cuando me levanté esta mañana? Casi pienso que puedo recordar sentirme un poco diferente. Pero si no soy la misma, la siguiente pregunta es, ¿quién soy en el mundo? ¡Ese es el gran puzzle!”
Pero, arrancado el día, al transitarlo o al recorrernos, podemos seguir teniendo la misma duda : “Sabía quién era esta mañana, pero he cambiado varias veces desde entonces.”
El día es como una alfombra voladora que nos va llevando a la siguiente noche. A veces necesitamos salir de las rutinas, de “lo de siempre” y es lógico que, dada nuestra propensión de vivir al día, no sepamos encaminar muy bien la alfombra del tiempo. Tiene sentido la duda de Alicia:
“¿Quieres decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí?
– Eso depende mucho de adónde quieres ir -respondió el Gato.
– Poco me preocupa dónde ir -respondió Alicia.
– Entonces, poco importa el camino que tomes -replicó el Gato”.
El no hacer (por no poder o no querer) las cosas como los demás y compararnos con ellos, nos puede inducir a pensar que estamos fuera de la curva de la normalidad, aunque no nos sintamos así y pensemos que: “ ¡No estoy loco! Mi realidad es simplemente diferente a la tuya”.
Pero la realidad es que “Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
-¿Cómo sabes que yo estoy loca?
–Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí”.
…Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están”.
De modo que ella, sentada con los ojos cerrados, casi se creía en el País de las Maravillas, aunque sabía que solo tenía que abrirlos para que todo se transformara en obtusa realidad.
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