La vida no es sino un continuo fluir de paradojas

jueves, 22 de marzo de 2018

OPINIONES INTERESADAS

OPINIONES INTERESADAS

Muchas veces se encuentra uno con artículos o noticias que asustan y mueven a responder, a veces airadamente, porque son extremadamente sesgadas, faltas de de argumentos e impropias en los tiempos que corren, donde los datos están al alcance de todos.

Hoy he leído un artículo cuyo simple título me ha hecho enfadar: “la escuela tradicional es castradora, mata expectativas”. Visto así pareciera que todos los que hemos ido a la escuela hasta ahora (incluido el autor) somos unos castrados mentales, faltos de inteligencia y, lógicamente, sin visión de futuro, cosa que no es en absoluto verdad y, de serlo, anularía el propio artículo, en la medida en que ha sido escrito por un usuario de ese tipo de escuela.


Viene siendo un tópico el criticar todo lo anterior y hasta es bien visto y admitido hacerlo, pero lo hacen personas que han vivido eso que critican, por lo que hay que suponer que llevan en sí mismos las críticas que sacan a la luz.

Es cierto que cada momento histórico tiene el tipo de escuela, que establece el poder social, no la escuela y que a veces los cambios se retrasan a las necesidades, pero hasta eso es normal, ¿quién es capaz de adivinar el futuro?. 

Desde esa perspectiva habría que asumir que ni todo lo anterior era malo ni todo lo que se propone ahora lo es (solo es preciso esperar un poco). Para empezar, la escuela tradicional sí que permitió el espíritu crítico, como puede verse en los que lo practican, todos usuarios de ella, mientras que las “novedades” (hoy hay que decir “innovaciones”) actuales no acaban de cuajar y parecen más un cañoneo a ciegas que una construcción inteligente, con sus planos y sus objetivos.


Por otra parte no me resisto a dejar escrito algo que me preocupa aún más: la mayor parte de propuestas ya estaban planteadas en el s. XIX  y superadas en el XX, pero es ahora cuando esos nuevos profetas las sacan del baúl. Hay que estudiar un poco para que las soluciones que se planteen sean más serias. Argumentar ahora que hay que potenciar los métodos socrático y científico no es una propuesta moderna, precisamente.

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