La vida no es sino un continuo fluir de paradojas

jueves, 8 de marzo de 2018

SIN PALABRAS

SIN PALABRAS

Hace exactamente un año, en otro lugar, anotábamos lo que sigue y lo repetimos hoy porque sigue siendo vigente en toda su extensión.

Hace unos días ha aparecido publicado en Español el libro del periodista británico M THOMPSON (2017): Sin palabras. ¿Qué ha pasado con el lenguaje de la política? DEBATE, 2017. MADRID.

La obra ha aparecido también comentada en la Sección de Opinión de El Mundo del 4 de marzo (ver), pero, dado que el tema ha sido objeto de varias entradas o de parte de ellas en este blog, no queremos dejar pasar la ocasión de añadir alguna cuestión más, no para rebatir nada de la obra, sino al contrario, para reforzarla si cabe, dada nuestrra opinión al respecto.

Sabemos que el tema es tan antiguo como la propia humanidad o al menos desde que la humanidad es consciente de que la convivencia ha de ser regulada por algo más que la fuerza física.  Pensamos también, con el autor, que Trump representa la cima del deterioro político del lenguaje (aparte de serlo de la ética)  y que los votantes, aun considerándolo una persona “indecorosa, grosera, racista y machista” han seguido con él porque, para esos ciudadanos, decía las cosas como son. (Al respecto ya dijimos algo en la entrada “La mentira”).

Y es que las palabras no son inocuas, vienen cargadas de ideología y marcan posiciones o deseos que permanecen ocultos en principio, pero que, a la larga, establecen un estado de opinión persistente e imposible de atravesar, porque pasan a formar parte del “imaginario” popular (véase el caso de los fanatismos, los nacionalismos, o cualquier otro ismo social).
Eso que decimos es aún más grave si la situación social está sensibilizada y enfadada por el deterioro de su economía o de su confort, de sus facilidades, de su posición, etc.

Y esa, también, en la posición que facilita el auge de los populismos, porque llega un momento en que no importa la racionalidad de las propuestas, ni siquiera si un partido político las tiene, sino la percepción de que todo lo que se dice es claro y rompe con lo consuetudinario, que es asumido como el causante del deterioro que se percibe..

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