LA VIOLENCIA COMO SÍNTOMA
Alguna salida tendría que haber a la situación que intentábamos reflejar ayer en nuestra entrada en este mismo blog y se ha elegido el camino más fácil y más conocido: la violencia, que se manifiesta en todo, hasta el punto que pareciera que vivimos en una solidad permanentemente enfadada, que salta a la primera, que no quiere oír nada más que lo que cada uno piensa y que muestra más aprecio por destruir (ideas, palabras, personas, decisiones… incluso instituciones) que en construir.
Hasta tal punto es así que nada de lo que se pueda decir calma las ansias de venganza (o algo parecido) y nada sirve para que alguien ponga el freno y marcha atrás a la situación que hemos creado, al revés. Todos (muchos) solo piensan en contravenir las normas para manifestar n se sabe ya qué, en este guiñol político en el que nos hemos sumido.
Sabemos que la conducta de las personas viene influenciada por una serie de sistemas que se relacionan entre ellos. Esos sistemas suelen contar con mecanismos de protección, pero los hemos hecho desaparecer, vaya usted a saber por qué. De tal modo que lo que se manifiesta es el insulto, la lucha cuerpo a cuerpo, la desacreditación, la amenaza, el destrozo… y eso se ve en el deporte, en las algaradas políticas… en las respuestas que se leen en las redes sociales… en todo. Solo hay dos argumentos (parece): “porque me da la gana” y “porque lo digo yo y vale”.
Está claro, creo, que la violencia no es causa, sino efecto o, si se quiere, es consecuencia de algo y no el problema, pero también que es un síntoma importante, incómodo, doloroso… Todos tendríamos que asumir nuestra parte de responsabilidad en el PROBLEMA, pero no puede ser que unos secuaces “roben” de las manos de la policía a unos detenidos, que haya robos a plena luz del día y tanto da si es en presencia de los robados, que las violaciones sigan al ritmo que van, etc.
Algo entendido nos dirá que la AGRESIVIDAD forma parte del ser humano, que es un instituto de supervivencia, pero NO LA VIOLENCIA, no nos engañemos. La violencia es un constructor social y en la sociedad actual, abierta y participativa no tendría que admitirse.
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