LAS COMISIONES
Ante el hecho de que cierto político no haya podido acreditar cierto título impartido en una universidad, entre otras cosas dicha universidad nombró en su día una comisión con la ayuda de la CRUE (Los rectores de las universidades españolas). Hasta ahí todo bien.
Pero hete aquí que dicha comisión, ahíta de celo, no solo ha tratado el tema universitario, que sería lo propio, ni el comportamiento y organización (o desorganización) de dicha institución, aprecian, eso sí, graves irregularidades y solicitan la dimisión de la susodicha política.
OLÉ SUS”GÜEVOS”. Hemos vuelto a crear el Tribunal de la Santa Inquisición.
Y no digo que POLÍTICAMENTE no debe dimitir la varias veces nombrada, pero ¿para eso se nombra una comisión universitaria?.¿Han visto bien el control administrativo de las actas? ¿No ha indagado sobre quién, cómo y por qué es tan fácil en esa universidad cambiar las actas? ¿No tiene culpa alguna la institución?… etc.
Eso no es una misión técnica, en un “tócame roque”. Para hacerla dimitir está la Asamblea a la que pertenece, digo yo. Y para pedir la dimisión del equipo administrativo de asuntos académicos o de gobierno estaba la “globalizada” comisión (a algunos de cuyos miembros conozco personalmente)
Y ya que estamos con la noble Institución que es la Universidad, me encuentro, en otro medio, el siguiente titular:
“Un alumno Universitario cuesta al estado 26.000€ más que uno de FP”.
Soy consciente de que hay que potenciar la FP y me ahorro ahora mis razones, porque no todo es sacar alumnos como mano de obra, pero ¿es el argumento económico el que ha de prevalecer para eliminar la universidad o “colocarla en su sitio? (la frase es oída en vivo y en directo, aunque dicha por alguien que si lee dos líneas seguidas entra en delirio). Vamos por ahí, por el dinero y sin medir más variables… mal vamos.
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