La vida no es sino un continuo fluir de paradojas

lunes, 30 de abril de 2018

LAS TORMENTAS

LAS TORMENTAS

Mientras queden estrellas, 
podemos seguir pidiendo deseos…

Esta vida es como vivir en tiempo de tormentas, es más, se muestra como una tormenta. Se sabe que va a terminar en un momento u otro y que, cuando lo haga, no recordarás como lograste pasar por ella, cómo has llegado a esperar la siguiente, cómo has sobrevivido, es más, no sabrás nunca si la tormenta ha terminado (la tormentas que nacen y se desarrollan en la biología y no en la climatología son difíciles de describir con palabras y aún más predecirlas). Sabemos que cada tormenta, a pesar de todo, se lleva tanto de nosotros, tanto que al final no sabes si sigues siendo el mismo. Quizá por eso sea una “tormenta” 

El sabor que queda de cada una es una mezcla de tristeza, amargura, enojo, desesperación, dolor, ansiedad, impotencia, depresión, enfermedad…. Y todas esas cosas obligan a que, cada vez que se atraviesa por una de esas tormentas, uno intente apartarse de algunos lugares, buscando cuidarse o ampararse para la siguiente, alejarse de la gente, para protegerse y cerrar las puertas  necesarias para quererse un poco.


Son tormentas que, por otra parte, son imposible de explicar, sobre todo cuando se aprecia que la gente entiende desde su nivel de percepción o de consciencia y aún de su propia sensibilidad. También porque preocuparse por lo que los demás piensan de uno te hace prisionero de lo que puedas decir y de los que esas personas puedan entender.

No es fácil callarse, a veces, por más que siempre llegue la tristeza ante el hecho de no tener a quién contarle estas cosas, pero hay que seguir y luchar fingiendo que uno está bien.

Nadie es consciente de que quien pretenda llevar siempre la razón tiene que recorrer el camino que le lleve a entender que hay VERDADES Y RAZONES (fuera de las propias), pero es algo difícil de que eso cale en todas las mentes. Mientras que el que anda de tormenta en tormenta no necesita convencer a nadie de nada, porque no importa cuánto se intente, ya que hay personas que nunca van a comprender nuestra historia personal, nuestras dificultades y nuestros esfuerzos.


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