Se suele defender que una situación de crisis social surge del conflicto o
rompimiento/separación entre las fuerzas productivas y las estructuras sociales (esto es,
del conflicto en las relaciones de producción) y las estructuras institucionales (culturales y
políticas). Y, en este momento, se dan con bastante claridad al menos las siguientes
circunstancias:
-
Obsolescencia del aparato productivo y de inversiones, que vive, además,
afectado por otras crisis (consumo, energía, etc.).
-
Ausencia de esfuerzos de adaptación, tanto en los objetivos de producción
como en las respuestas ante las exigencias de los avances tecnológicos.
-
Aparición y permanencia del paro, economías sofocadas y competencias
entre bloques e intereses económicos.
-
Agravamiento de las desigualdades entre sociedades y en el interior de cada
una de ellas (lo que está provocando, por ejemplo, una separación entre
grupos sociales muy amplia y con tendencia al establecimiento de tres
bloques: 20% poseedor del 50% de las rentas y patrimonio, 20%
totalmente excluido de posesiones y 60% de clase media con decreciente
poder adquisitivo).
-
Rompimiento de los modelos de referencia, de las ideologías y del sentido
de la cultura.
En ese marco aparecen con cierta contundencia otros problemas que marcan
nuestro espacio de actuación:
El problema es que el trabajo, que ha venido considerándose como uno de los mecanismos aptos para la integración en la sociedad y, en definitiva, para el desarrollo personal, se ha vuelto un bien escaso y problemático para amplias capas sociales .
Por ello es preciso que, en la formación ocupacional, se tienda a crear valores, actitudes e intereses y, especialmente, a:
* Buscar el desarrollo personal desde la información, análisis y participación en los problemas del entorno.
* Potenciar habilidades organizativas, de cooperación, de comunicación, etc.
-
-Rompimiento demográfico.
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-Reducción de la población activa.
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-Pasividad ante los medios de comunicación y surgimiento de un cierto hedonismo individualizante, a la vez que se debilita la vida asociativa y la representatividad de las organizaciones colectivas.
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-El individualismo.
El problema es que el trabajo, que ha venido considerándose como uno de los mecanismos aptos para la integración en la sociedad y, en definitiva, para el desarrollo personal, se ha vuelto un bien escaso y problemático para amplias capas sociales .
Por ello es preciso que, en la formación ocupacional, se tienda a crear valores, actitudes e intereses y, especialmente, a:
* Buscar el desarrollo personal desde la información, análisis y participación en los problemas del entorno.
* Potenciar habilidades organizativas, de cooperación, de comunicación, etc.
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