LA VIOLENCIA FILIO PARENTAL
Vivimos en medio de una sociedad que, por egoísta, se nos ha convertido en violenta y esa violencia se manifiesta en todas las esferas de la vida, hasta esas que hasta hace muy poco considerábamos sagradas, quizá porque los adultos las han desacralizado.
De ese modo y según los datos de la Memoria de la Fiscalía General del Estado, los expedientes abiertos a jóvenes por este tipo de delito han aumentado año tras año desde 2013 hasta alcanzar las 4898 denuncias de padres/madres a hijos/as durante el año 2015.
Lo que en principio era tomado como algo anecdótico, que un hijo/a se revelara contra sus padres, se ha convertido en algo cotidiano y preocupante, porque revolotea sobre los padres como un arma que elimina su autoridad, por más que algunas de esas conductas de los hijos e hijas tengan el cobijo en conductas similares de los padres.
Tomamos de Concepción Aroca-Montolío, Mar Lorenzo-Moledo y Camilo Miró-Pérez http://dx.doi.org/10.6018/analesps.30.1.149521 lo siguiente:
“En el Código Penal español (art. 173.2.) se entiende por violencia familiar los malos tratos que se ejercen entre miembros de la misma unidad familiar donde en la díada agresor víctima existe uno o varios nexos: biológico, civil, de convivencia, de dependencia, económico y/o afectivo".
Si bien lo más frecuente es que la víctima se encuentre en una posición de dependencia del agresor (como son mujeres, niños y ancianos). Sin embargo, en la violencia filio-parental esa idea se invierte (el agresor es un niño, púber o adolescente que no sobrepasa los 18 años y que depende íntegramente de sus víctimas). Es más, la víctima "es el sujeto jurídicamente obligado a las labores de cuidado y educación de su mismo agresor" (Chinchilla, Gascón, García y Otero, 2005, p. 3). Es decir, la víctima está civilmente obligada a convivir con su maltratador hasta que éste obtenga la mayoría de edad, hecho que incrementa la desprotección de ella.
Si bien lo más frecuente es que la víctima se encuentre en una posición de dependencia del agresor (como son mujeres, niños y ancianos). Sin embargo, en la violencia filio-parental esa idea se invierte (el agresor es un niño, púber o adolescente que no sobrepasa los 18 años y que depende íntegramente de sus víctimas). Es más, la víctima "es el sujeto jurídicamente obligado a las labores de cuidado y educación de su mismo agresor" (Chinchilla, Gascón, García y Otero, 2005, p. 3). Es decir, la víctima está civilmente obligada a convivir con su maltratador hasta que éste obtenga la mayoría de edad, hecho que incrementa la desprotección de ella.
Por otro lado, el estudio científico de la violencia familiar ha recibido una escasa atención por parte de los diferentes operadores sociales y científicos encargados de su prevención, tal vez porque, frecuentemente, fue encubierta por las víctimas o desmentida por los agresores. En cualquier caso, la evaluación sistemática del fenómeno de la violencia familiar ha adquirido una mayor producción científica en este siglo en España (Fernández y García, 2007; Gómez-Bengoechea, 2009; Lameiras e Iglesias, 2011; Sanmartín et al., 2010).
Concretamente, la violencia filio parental ha sido reconocida e interpelada durante los últimos siete años.
Concretamente, la violencia filio parental ha sido reconocida e interpelada durante los últimos siete años.
Para definirla se podría acudir a Aroca, (2010, p. 136).para el que “La violencia filio parental es aquella donde el hijo/a actúa intencional y conscientemente, con el deseo de causar daño, perjuicio y/o sufrimiento en sus progenitores, de forma reiterada, a lo largo del tiempo, y con el fin inmediato de obtener poder, control y dominio sobre sus víctimas para conseguir lo que desea, por medio de la violencia psicológica, económica y/o física”.
En estos momentos existen Asociaciones para el tratamiento de esos comportamientos, lo que da idea de su importancia y gravedad. De ello se hace eco el Juez Emilio Calatayud en su blog. Este juez apunta que “Las ‘excusas’ para es violencia son múltiples: si se les quita el móvil, que no es suyo, agreden; si se les pone un horario, agreden; si se quiere controlar sus compañías, agreden… En definitiva, que agreden cuando se les ponen límites”.
En todo caso, lo dicho pone de manifiesto que estamos ante un hecho grave que afecta a toda la sociedad en todos sus ámbitos y del que hemos de concienciarnos.
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