REPICAR Y ANDAR EN LA PROCESIÓN
Hay un viejo dicho que reza así: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
El chascarrillo viene aquí a ton de cómo se entiende la “libertad de expresión en nuestras latitudes”. Es libertad lo que yo digo o dicen mis correligionarios, no lo es si lo que se dice no lo hacen los míos o es contrario a mis intereses.
El origen de esto que decimos está en la defensa que hace el Grupo Podemos y “sus Confluencias “(hay que fastidiarse con los eufemismos). Todos ellos son libres de denigrar públicamente a quien sea, pero nadie puede hacerlo en su contra. No se puede “instaurar una legislación que tipifique delitos de opinión y genere un clima de miedo en la población”, defendían en marzo, mientras que este viernes han presentado una iniciativa "contra la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género, y características sexuales, y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e inter-sexuales", que fue publicado el pasado viernes (12 de mayo) en el Boletín Oficial del Congreso de los Diputados.
¿En qué quedamos? Que conste que personalmente estoy de acuerdo en que no se discrimine A NADIE, si por cuestiones de sexo NI DE OPINIÓN, siempre que las experesiones no sean insultantes o vejatorias, claro, porque el respeto ha de ser la base en la que sustentar la no discriminación.
Y es que no se puede estar en la procesión y repicando, o sea, no se puede defender, por ejemplo, a los de ETA, querer eliminar la apología del terrorismo y luego defender que al colectivo LGTB ni se le roce.
El odio, la humillación, la discriminación no pueden admitirse, está claro y hay que defenderlo, pero para todos.
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