MANIPULACIÓN: NOS MANIPULAN Y MANIPULAMOS
Que nos manipulan, esto es, que intentan (y logran) controlar nuestras opiniones y actuaciones, para que se desarrollen de una determinada manera, es un HECHO. Pero que cada uno de nosotros lo intentamos a diario con los demás… también lo es.
Se manipula desde el poder, está claro, también desde los medios de comunicación, que ocultan o resaltan a diario aquello que se corresponde mejor a sus intereses…, pero también manipulamos en las relaciones sociales personales.
O sea, que en todos los ámbitos de la vida intentamos que las actitudes y opiniones de las personas se desarrollen o se piensen de determinada manera o, al menos, que no discurran de modo natural y libre. Y eso se ve en las discusiones políticas, futboleras, sobre personajes públicos (y no tan públicos), sobre la prensa, tertulianos, programas de televisión, etc.
A veces esos intentos de desviar a cada uno de su propio sentir o pensar es sibilino, inmaterial, apenas perceptible…, pero otras se hace descalificando de la forma más abrupta y contraponiendo ejemplos o datos (vengan a cuenta directa o tangencialmente o de ninguna manera). Son esos intentos soterrados los que más éxito tienen, de todos modos. Pero en ambos casos las conductas que actúan sobre el pensamiento o la actitud de los demás se asienta en las palabras.
Para que esas palabras logren el objetivos de “penetrar” en el pensar y sentir de los demás o del otro, se suele recurrir a la victimización (esto se ha utilizado muy bien en la campaña para la elección del Secretario General del PSOE).
Otras veces las palabras llevan mensajes amenazadores (no debes hacer tal cosa si no quieres que…, or ejemplo) o simplemente descalificadores, con la finalidad de “ablandar a los otros o al otro.
La palabra hace a los manipuladores parte, policías, fiscales y jueces de la realidad o del resto de razonamientos y eso es lo que intentan. De ahí que acompañen las palabras de consejos, de amenazas veladas o explícitas.
Lo difícil es saber cuándo intentan “vendernos la moto” (como se dice ahora) y cuándo estamos ante una persona con buenas intenciones. Creo que de estos quedan pocos.
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